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El impacto de Erwin Schrödinger en la mecánica cuántica

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La mecánica cuántica se consolidó en la primera mitad del siglo XX gracias al trabajo de destacados científicos como Max Planck, Niels Bohr, Werner Heisenberg y, de modo esencial, Erwin Schrödinger. Este físico austríaco, nacido en 1887, realizó contribuciones clave que transformaron la comprensión de los fenómenos a escala microscópica.

Contexto histórico y científico de la obra de Schrödinger

En la década de 1920, la física vivía una gran crisis: las teorías clásicas no podían justificar fenómenos atómicos, como la radiación del cuerpo negro o el efecto fotoeléctrico. Al tiempo que Heisenberg avanzaba con la mecánica matricial, Schrödinger eligió una ruta diferente.

El físico austríaco recurrió a una intuición inspirada en la física clásica y las ondas. Influenciado por las ideas de Louis de Broglie sobre la dualidad onda-partícula, Schrödinger propuso que los electrones y otras partículas subatómicas podían describirse mediante funciones de onda, alejándose del concepto newtoniano de trayectorias exactas y concretas.

La ecuación de onda de Schrödinger: base de la mecánica cuántica

El logro más significativo de Schrödinger fue la creación de la ecuación de Schrödinger en 1926. Esta ecuación diferencial determinista facilita el cálculo de la evolución en el tiempo de la función de onda de un sistema cuántico. Su forma dependiente del tiempo muestra la energía total de una partícula como la combinación de su energía cinética y potencial, expresada mediante operadores matemáticos que actúan sobre la función de onda, llamada psi (Ψ).

Gracias a esta ecuación, fue posible reemplazar el concepto de órbitas clásicas de los electrones por el de orbitales, regiones del espacio donde hay una probabilidad significativa de localizar al electrón. Este cambio de paradigma revolucionó la química y la física, permitiendo una descripción más precisa de los átomos y moléculas.

Un caso emblemático del impacto de la ecuación de Schrödinger es la explicación teórica del átomo de hidrógeno, cuyos niveles de energía pudieron deducirse matemáticamente con precisión, replicando resultados obtenidos experimentalmente. Antes de Schrödinger, la estructura atómica solo podía explicarse apelando a postulados ad hoc (como los cuánticos de Bohr), pero ahora existía un modelo generalizador y universalmente aplicable.

La perspectiva de ondas y su análisis filosófico

Schrödinger impulsó el concepto de que las partículas cuánticas tienen una naturaleza esencialmente ondulatoria. La función de onda no se limita a describir la ubicación ni el impulso de una partícula, sino su probabilidad de estar en determinadas posiciones al llevar a cabo una medición.

Sin embargo, esta interpretación provocó importantes debates filosóficos dentro de la comunidad científica. Schrödinger, insatisfecho con la noción de colapso probabilístico de la función de onda propuesta por Born y aceptada por muchos de sus contemporáneos, resaltó sus dudas mediante experimentos mentales como el famoso gato de Schrödinger. En este escenario, ilustró la paradoja de superposición cuántica y la difícil relación entre la física cuántica y la realidad macroscópica perceptible.

Aunque tenía sus dudas, su ecuación es un elemento fundamental en la mecánica cuántica moderna y actúa como base para la teoría de campos cuánticos, la química computacional y otras disciplinas.

Usos y relevancia en la ciencia contemporánea

Las contribuciones de Schrödinger no se restringieron solo al ámbito teórico. Su ecuación ha facilitado el avance de dispositivos y tecnologías cruciales para la vida contemporánea, como los láseres, los microchips y las técnicas espectroscópicas. En el campo de la química, el cálculo de estructuras y propiedades moleculares depende de la solución aproximada de la ecuación de Schrödinger en sistemas complejos.

Este enfoque igualmente facilitó la aparición de la física del estado sólido, base de la revolución informática del siglo XX, y en el presente, da paso a la computación cuántica y la criptografía avanzada.

La permanencia del legado de Erwin Schrödinger

Erwin Schrödinger revolucionó la ciencia al proporcionar una visión fresca y sumamente elegante del mundo atómico, ofreciendo a la mecánica cuántica un marco matemático sólido que podía anticipar fenómenos previamente inexplicables. Su afán por dar sentido y claridad a los enigmas de la naturaleza, junto con su célebre ecuación, representa un legado perdurable, lleno de nuevos desafíos y respuestas para generaciones de físicos y pensadores. La mecánica cuántica, gracias a Schrödinger, se presenta no solo como una herramienta calculadora, sino como una plataforma para indagar los límites del conocimiento y la realidad.

Por Otilia Adame Luevano

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